Cada año se repite la misma historia. Los universitarios que se licencian y comienzan el tortuoso camino de la investigación se encuentran con un primer escollo casi
insalvable: la convocatoria de las ayudas de Formación de Profesorado Universitario, más
conocidas como FPU, las cuales han sido convocadas anualmente por el Ministerio de
Educación y Ciencia (MEC), actualmente competencia del Ministerio de Ciencia e
Innovación (MICINN).

Dichas ayudas están destinadas a los licenciados que se deciden a realizar un postgrado y, desde la aprobación del Estatuto del Personal Investigador en Formación (EPIF), constan de dos años de beca más dos años de contrato en prácticas. Cada año unos 950 jóvenes investigadores comienzan a beneficiarse de estas ayudas, que generalmente son una de las principales opciones a las que se acude para obtener el apoyo financiero necesario para iniciar la carrera investigadora.

Desde la Federación de Jóvenes Investigadores queremos denunciar que el ministerio ha
llevado a cabo una negligente gestión de estas ayudas, a pesar de su importancia, lo que ha afectado profundamente el futuro inmediato de los jóvenes investigadores en este país. El retraso en las convocatorias y la deficiente elaboración de las mismas ha
provocado que esta última se haya retrasado hasta el 17 de diciembre de 2007, mientras
que lo habitual en años anteriores era octubre. A pesar de que esta vez los documentos de las solicitudes se han presentado, en su mayoría, de forma telemática, en lugar de agilizarse las resoluciones, se han eternizado en el tiempo, para desesperación de los solicitantes, que han visto cómo este año, a día 18 de junio, no se sabía nada acerca de quiénes serán los próximos beneficiarios de las ayudas FPU.
Habiéndose cumplido el plazo de seis meses que el propio Ministerio se había puesto como tope para la resolución.

La situación se agrava al ser requisito para los solicitantes el estar matriculado en un
programa de postgrado, ocasionando que miles de jóvenes investigadores lleven ya un
curso entero trabajando gratis y a la espera de poder continuar su carrera investigadora
con unas mínimas garantías económicas.

La falta de transparencia y la falsa información ofrecida por parte del MEC para
comunicar a los afectados las posibles fechas de resolución está generando en ellos una
frustrante sensación de impotencia y abandono. Cada año, el camino hacia la resolución de las ayudas FPU se ralentiza más, acabando con la paciencia y las ilusiones de los solicitantes, algo que se está volviendo demasiado habitual en todos los jóvenes investigadores que inician su carrera en este país. Pero en esta última convocatoria, al no cumplir sus propios plazos, el comportamiento del Ministerio ha sido tan deficiente que será difícilmente olvidado por los afectados.

Un país cuyos políticos aluden a la falta de vocaciones científicas, a los que se les oye
constantemente resaltar la importancia del I+D+i y que pretende ser competitivo en el
terreno de la investigación no puede permitirse un trato tan desconsiderado hacia los jóvenes que serán el futuro de nuestra investigación.