Lamentamos profundamente que se haya sumado un caso más a lo ya acontecido hace unos meses con Pablo Barbadillo Maestre y reiteramos lo manifestado por nuestra agrupación en aquella oportunidad. Reivindicamos la necesidad de proteger las actividades desarrolladas por los jóvenes investigadores de nuestros países y clamamos por la jerarquización y el amparo del trabajo científico como pauta imprescindible en una sociedad que pretende pertenecer a la comunidad del conocimiento. Mal podemos reclamar por el valor de la ciencia si nuestros jóvenes científicos se forman y trabajan en lugares precarios o si seguimos exaltando las vocaciones individuales de los que deben pagarse sus propios insumos, sin advertir que esto es más una vergüenza que un mérito. En atención a estas convicciones, creemos necesario un marco legal que reconozca como un trabajo la labor de los jóvenes investigadores y que regule su actividad en todos los ámbitos en los que se desarrollan.